Ella me pareció hermosa desde el principio,
como un ángel. La gente decía que no era para mí, que la dejara. No me
importaba la opinión de los demás como tampoco me importaba que ella tuviera
alas…
Tenía algo especial. Sabía cómo convencerme
y corregirme realmente la adoraba. La conocí en primavera, ese día estaba en
una plaza como perdido conmigo mismo. Pensaba: “Sino vivo para algo, no vivo
para nadie”. En ese momentos eran más de las tres de la tarde y me fui a casa. Antes
de llegar mis vecinos del edificio me dijeron que se iban a ir. Cuando estaba
subiendo las escaleras la vi a a ella. Estaba tan hermosa como ahora. En ese
momento me dije: “Seguro está comprometida”. Cuando conseguí encontrar las
llaves de mi departamento y abrí la puerta vi que la tele estaba prendida. La apagué
y enseguida pensé: “Hay alguien acá… pero no puede ser… si acabo de entrar con
mis llaves… o alguien tendrá una copia…”. En ese instante sonó el timbre. Fui a
ver quién era y ahí estaba ella.
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