Lucas Leyes, “Fantasma”

Cuando me desperté era la una y media de la madrugada. Me desperté en una mansión muy oscura. Encontré una antorcha, la prendí y de repente vi pasar a alguien corriendo. Pregunté quién andaba ahí pero nadie contestó. Más tarde, ya de día, recorrí todo ese lugar. Tenía conmigo un palo para protegerme, pero no encontré nada extraño. Me fui a la habitación, me acosté y me dejé ganar por el sueño. Una hora después estaba todo oscuro y se escuchaban pasos. De pronto se abrió la puerta y pude ver a un hombre blanco y brillante. La aparición gritó: “Vete… vete…”. Le dije que no sabía cómo salir. “Para mañana debes irte…” Corrí con todas mis fuerzas y llegué afuera. La casa tras mis espaldas se desvaneció.

Lucas Sturla, “Sola”

Ella está sola en su casa. Todos los seres vivos han muerto por una bomba nuclear y producto de la radiación mortal. Todos menos ella. Eso cree ella. De pronto escucha que tocan a la puerta. Se queda quieta pero luego fue a ver quién era. Cuando llegó vio que era una rata pero no una común: tenía los dientes afilados, los pelos parados y estaba comiendo carne humana. La muchacha corrió hacia la cocina. Asustada, agarró un cuchillo y mató a la rata. Luego, cuando va a arrojar el animal afuera ve unas personas que van hacia su casa. Se dio cuenta que eran zombis. Caminó rápidamente y se encerró en su hogar. Colocó muebles en las aberturas. Los monstruos intentaron entrar pero no pudieron. Escuchó que por los altavoces decían que debían ir los sobrevivientes a una isla que estaba a 20 kilómetros de allí. Tomó su camioneta del garaje y se dirigió hacia el muelle donde había un barco. Pudo subir saltando del auto y llegó a la isla con otras personas que habían sobrevivido.

Agustín Konecny, “Sola”

Está solo en el mundo. Todos los seres vivos están muertos. Tocan a la puerta. El hombre se despierta, va a la puerta, mira por la perilla y no hay nadie. Abre y empieza a buscar a la persona que golpeó y se esconde. Mira para todos lados y no encuentra a nadie. Mira hacia la pared, había muchos zombis. Entra a la casa, cierra las puertas y las ventanas. Ahora entiende todo: el mundo se había infectado, se habían convertido en zombis. Al otro día escucho ruidos. Pensó que eran esos monstruos pero en realidad era algo mucho peor, miró a la ventana y se sorprendió al ver que eran unos 20 o 30 en la parte trasera de su casa. Entraron por la puerta de atrás. Él salió corriendo con una escopeta hacia la iglesia que estaba cerca. Entró, cerró la puerta y la trabó con palos. Se dio vuelta y apuntó: era un cura de la iglesia. Le pregunto cuál era su nombre y le contestó “Ford, ¿y el tuyo?”. “El mío es Dominic”. Se pusieron a charlar. Dominic le dice que tiene un antídoto para ese mal. Ford le pregunta cómo había empezado todo. “Cuando un virus contaminó un edificio mandaron a los mejores agentes. El edificio estaba bajo tierra. Se comunicaban por radios. Uno de ellos llamó y le dijo que eran muertos vivos, humanos que volvían de la muerte. En ese momento se cortó la comunicación y se oían gritos y disparos. Así fue como se contaminaron.” Ford le preguntó si la cura estaba en ese edificio, pero tenemos que salir de aquí. “Tengo una idea”, dijo Dominic. “Yo tengo un auto de carreras, le puse armas y misiles”. Ambos tomaron el vehículo y salieron por la puerta de atrás atropellando zombis. Entran al edificio agarran el virus que los vuelve a la normalidad y los zombis que quedan van muriendo convertidos en esqueletos.

Melany Martínez, “El dragón”

El dragón atacó la ciudad. Fue el comentario de un ciudadano al pasar todo. Yo puedo contar cómo pasó todo. Soy una persona que sufrió los hechos. Me llamo Magaly Pereyra. Todo pasó una mañana del día 27 de a junio de 2010 cuando estaba llevando a mis hijos al colegio. Los llevaba y los dejé. Volvía a mi casa para preparar el almuerzo cuando de repente se sintió un temblor en el sueño: era un dragón. Era naranja y muy grande. Lanzaba fuego por la boca. Por lo poco que pude ver era feo. Corriendo desesperada estaba decidiéndome si ir a buscar a los chicos a la escuela y tenerlos en un lugar seguro junto a mí; o ir con mis otros dos hijos ya que al no tener a mi esposo habían quedado solos. De repente me decidí ir a buscar a los chicos a la casa sabiendo que los otros estarían cuidados en el colegio. Estaba yendo cuando vi que la bestia se dirigía al colegio. Fui corriendo a la casa y luego a la escuela. Viendo que estaban todos los padres amontonados y desesperados por sus hijos, empujé a todos sin dudar, retiré a los chicos y nos fuimos a lo de mi cuñada con la que mantenía una buena relación. Al llegar nos escondimos en el sótano. Estuvimos varios días allí encerrados esperando que los militares matasen al dragón. Salí cuando terminó aquella pesadilla. Reconstruimos nuestro hogar y vivimos felices hasta el día de hoy.

Alexis Arcain, “Fantasma”

Cuando desperté el fantasma todavía estaba ahí. Llovía y era de día. Rápidamente me di cuenta que no era un sueño. Recuerdo que fui al bar y me desperté en la calle con dolor de cabeza y vi el fantasma de una chica. Me fui y me siguió hasta mi casa. Yo creí que estaba alucinando. Llegué a mi hogar y me acosté mirando al espectro creyendo que era una ilusión por efecto del alcohol. De pronto alguien tocó la puerta y el fantasma se sentó en la silla junto a la mesa. Me levanté y abrí entonces dos policías entraron y me arrestaron por el asesinato de María Martínez. Me acusaron de partirle el cráneo con una botella causándole la muerte. Yo les dije que era inocente pero no me hicieron caso y me llevaron a la corte. Allí estaban los familiares de la chica y el cadáver de la misma en un ataúd cerrado. El juez dijo: “Se lo acusa de asesinato, qué tiene para decir a su favor”. Yo le conté lo que había hecho esa noche. El juez dijo: “Y esa noche, además de lo que contó, no recuerda haber matado a una chica”. Dije que no. Entonces abrió el ataúd y al ver el cuerpo exclamé: “Es el cuerpo del fantasma que está en mi casa” y pensé “ahora entiendo todo”. Yo la había matado sin darme cuenta y por eso la veía. El juicio terminó y me declararon culpable. Me sentenciaron a 20 años de cárcel sin libertad condicional.

Emiliano Barvié, “El fantasma”

Cuando desperté, el fantasma todavía estaba ahí y grité desesperadamente. Mis padres vinieron corriendo de su cuarto al mío pero ya no estaba. Era una noche de tormenta muy fría. El espíritu de mi abuelo había dicho mi nombre: “Juan… ten cuidado cuando andes en la calle”. Al día siguiente estaba yendo al colegio y me secuestraron. Me acordé lo que me había dicho el fantasma y pensé que era mentira pero no era así. Los secuestradores se dieron cuenta que mi familia era muy humilde y me soltaron. Esa misma noche llegué a mi casa. Allí estaba la policía, mi mamá desmayada y mi papa llorando. Al verme me dijeron: “Te queremos y te extrañamos mucho”. También me aconsejaron que no ande muy lejos solo.
El fantasma no apareció más.

Rocío Ibarbuden, “La niña y el fantasma”

Cuando desperté el fantasma todavía estaba ahí… Ese cuento le contó Isabel a su hija Matilda cada noche antes de ir a dormir. Lo contaba poco a poco, atrapando a la niña en el relato. Matilda le tenía mucho miedo a esa historia porque el libro tenía el dibujo de un fantasma horroroso en la tapa.
Dos o tres semanas después, al terminar las clases, Isabel y su hija decidieron irse de vacaciones a Córdoba, donde vivía la familia de su papá. Él había muerto en un accidente unos años antes.
La niña de once años empacó todas sus cosas y escondió el libro para que su madre no lo llevara.
Finalmente llegó el día. Su mamá llamó un taxi y se fueron al aeropuerto. Al llegar, abordaron el avión y tras unas horas llegaron a destino. El pueblo se llamaba Nono. Allí caminaron y caminaron hasta la casa de sus parientes. Mientras tanto en su casa de Buenos Aires, el libro fue movido por el viento y el fantasma escapó de la tapa del libro, atravesó la puerta y salió a la ciudad causando mucho alboroto. Él no entendía por qué nadie le tenía miedo como en el cuento. Él no sabía que al ser un fantasma nadie podía verlo.
Tiempo después, madre e hija ya habían llegado a su casa y el fantasma ya se había adaptado. La niña, para que su madre no sospechara, agarró el libro para ponerlo en la mesada y al ver que el fantasma no estaba pegó tal grito que el espíritu la vio y para evitarse problemas intentó meterse en el libro pero ya no podía hacerlo. Matilda decidió no decirle nada a su mamá y ayudarlo. Buscó en libros y en Internet, en todos lados, para poder encontrar cómo poner a un fantasma dentro de un libro.
-        Al fin!!!!
Gritó con todas sus fuerzas cuando descubrió la respuesta: existía una poción mágica que solo su tía podía preparar. La niña le explicó todo y le mostró el fantasma. Su tía le creyó de inmediato. Rápidamente preparó la poción, el fantasma la tomó y ¡Puffffff! Desapareció. Matilda tomó el libro entre sus manos y vio aliviada que el fantasma había vuelto a su hogar.

Johana Gómez, “Puede ser que te quiera”


Sos lo mejor que me ha pasado

en la vida.

Haría todo por estar a tu lado,

sin ningún motivo.

Quiero sacarte de mi mente

y de mi corazón

porque me haces daño:

Tú no te das cuenta

lo mucho que te amo.

Franco Zurita, “Desafío”

Hace un tiempo, cuando estaba estrenando casa, un fantasma apareció y me dijo que yo era el culpable de su muerte, que yo había sido quién lo había matado.
"Vas a pagar mi muerte con tú sangre"
Luego de estas palabras desapareció. Pensé que se había ido definitivamente pero a la noche siguiente el fantasma estaba otra vez allí. Así cada noche. Siempre me decía lo mismo: que pagaría con sangre su muerte. Una noche me quedé despierto y me enfrente cara a cara con él. Me dijo que si me quedaba dos noches sin moverme de la casa, se iría al amanecer. Le dije que aceptaba el reto. Entonces dejó ver su rostro: era horrendo y tenía cadenas de las que colgaban grilletes y candados. El fantasma siguió intentando sacarme de la casa. Lo intentó durante el tiempo que me había asignado pero no lo logró. Luego de las dos noches el espectro se fue cumpliendo con su palabra: nunca lo volví a ver.

Soledad Scioli, “Dragona perdida”

El dragón atacó la ciudad porque un hombre le había robado a su beba. Lo acompañaban veinticinco dragones amigos con los que comenzó a atacar a las personas. Querían saber por qué y cómo le habían sacado a su hija. En una esquina vieron a cuatro perros vagabundos. Los dragones estaban hambrientos después de destruir la cuidad y decidieron almorzar: se los comieron a los cuatro y a dos gatitos que por allí pasaban. Pero su hambre no se agotó y empezaron a comerse todo lo que encontraban a su paso. A la mañana siguiente todo estaba en ruinas. El dragón creyó que habían terminado con todos pero en ese momento vio a un chico en bici y a un hombre en un auto. El nene empezó a gritar de terror y el hombre escapó a toda velocidad. El dragón sintió lástima y le perdonó la vida al niño. Volvieron a sus cuevas secretas donde –increíblemente- hallaron a la pequeña dragón perdida que se había escondido para hacerles una broma…

Nicolás Cuevas, “Delfina y Darío”

Delfina levantó vuelo. ¿Quién era Delfina? Era una chica que vivía en España, era morocha, tenía 15 años, ojos claros y muy simpática. A ella le gustaba mucho bailar y se inscribió en un concurso de baile. Se preparó muy entusiasmada pero cuando le tocó participar se cayó y se quebró el pie derecho. La llevaron al hospital para que le dieran un diagnóstico y luego la llevaron a su casa. Le regalaron una computadora para que se entretuviera mientras se recuperaba de la lesión. Ella tenía Facebook y empezó a conocer a un chico llamado Darío que era de Alemania. Empezaron a chatear. Cuando por fin se recuperó de su herida regresó a las pistas de baile y le hicieron una propuesta para ir a Alemania a hacer una presentación, pero como era chica la mamá le dijo que no.  Después de cinco años le tocó ir a Alemania. Ella le avisó a Darío y le dijo dónde se presentaría a bailar. Él le confirmó su presencia. El día tan esperado llegó finalmente. Después del baile se conocieron. La invitó a cenar y ella aceptó. Se empezaron a conocer mejor y luego de dos meses ella lo invitó a su casa a comer con su familia. La familia lo aceptó muy bien. Él decidió organizar una cena con sus padres. Todo salió como esperaban y la reunión fue un éxito. Todos estaban muy contentos de ver a esos jóvenes juntos. Dos años después de su casamiento nació el primer hijo de la pareja y vivieron felices por siempre.


Sebastián Fernández, “El bosque misterioso”

Estaba un día en el bosque con un amigo casando pájaros cuando de pronto vimos una sombra entre los árboles. Nos quedamos sorprendidos, no sabíamos qué era. Entonces nos fuimos a mi casa y le dijimos a mi mamá pero como de costumbre no nos creyó. Decidimos ir con un par de amigos no creyeron lo que habíamos visto. Cansados, fuimos al bosque nosotros solos y acabamos ahí toda la noche. Ya tarde, amamos una carpa y nos pusimos a dormir. De pronto escuché un ruido que me despertó: era el fantasma. Me asusté y desperté a mi compañero y le dije lo que vi. Desarmados rápidamente la carpa, guardamos todo. Con una linterna alumbrado el camino hasta mi casa. Llegamos y sin hacer ruido después de dos horas y otra vez la sombra y escuché que mi perro lloraba: era el espectro. Grité llamando a mi mamá y el fantasma desapareció. Desde ese día con mi amigo no vamos más a ese bosque.

Sofía Chacur, “Sola”

Está sola en el mundo. Todos los seres vivos han muerto. Tocan a la puerta, muy asustada y con un palo en la mano abre. Un silencio escalofriante se sintió en la casa, soltó el polo y subió a su cuarto. Desde el balcón miró hacia la puerta y no había nadie. Se quedó mirando por el balcón y de repente se abrió la puerta. Corrió hasta su habitación cerró con llave. Se quedó mirando por la cerradura, escuchó que subió las escaleras y no aguantó más y empezó a llorar y a gritar. Todos los vecinos  escucharon y uno de ellos fue a ver qué ocurría. Cuando ella vio que el vecino venía esperó que pase y bajó pero cuando lo hizo el vecino estaba muerto. Allí vio que una persona alta, de pero negro y vestido de blanco salió corriendo hacia la calle. Los vecinos habían llamado a la policía y a la ambulancia. Luego de una semana y comenzó una vida nueva, mudándose a París y viviendo con una amiga, y nunca más le sucedió nada.

Leandro Konecny, “Fantasma”


Cuando me desperté el fantasma todavía estaba ahí. Estaba aterrado. No sabía qué hacer. Fue cuando me tapé hasta la cabeza y pensé que estaba dormido. Pero sentí que cada vez estaba más cerca. Trataba de hablarme. Parecía querer advertirme sobre algo o alguien. Estaba muerto de miedo. Lo que menos hacía era escuchar al fantasma. Entonces pensé que era hora de vencer mi miedo al fantasma y escapar de mi habitación. Yo sentía que todavía estaba ahí. Entonces me levanté y salí corriendo a la puerta y me di cuenta de que estaba absolutamente sólo en la casa. Corrí a la pieza de mis padres a esconderme en un armario. Pasaron más de veinte minutos y de pronto me abrió la puerta de golpe como sí querría arrancarla y me encontré cara a cara con el fantasma: era horrible, aterrador. Me agarró del cuello y me dijo que ya era mi hora de morir. Fue cuando abrí los ojos y estaba en mi cama sólo. Todo había sido un sueño y desde ese día deje de tenerle miedo a los fantasmas.

Matías Parnisciano, “Fantasma”


Cuando me desperté no sabía en donde estaba. Mire a mi alrededor y estaba en un cuarto muy grande. Me levanté rápido del suelo y salí del cuarto. Había un pasillo muy largo. Lo empecé a recorrer, parecía un hotel enorme pero estaba  muy sucio y no había una sola persona, estaba vacío. Pensé que estaba abandonado  y que era una lástima, un hotel muy grande y lujoso. Creí que algo había pasado y seguí recorriendo hasta que encontré el comedor. No tenía memoria del tiempo y decidí quedarme a dormir esta noche y a la mañana irme. Entonces me dormí, pero escuchaba ruidos y me desperté. Me fijé la hora y era la 1:00 has de la mañana y empecé  a asustarme. Luego vi una luz en el pasillo y salí corriendo del hotel asustado. Me fui a mi casa, me acosté y escuchaba ruidos como que se acercaba alguien con un gran resplandor y empecé a gritar, me desperté… era un sueño.

Florencia González, "Fantasma"

Cuando desperté el fantasma todavía estaba ahí, su imagen espeluznante no se borraba de mi cabeza. Esos ojos grises, su mirada profunda e inquietante sin poder escapar me quedé  paralizado  y casi tartamudo pude pronunciar  algunas palabras “¿Quién  es?” El no contestó  y en un abrir y  cerrar de ojos  ya había desaparecido. Encerrado en mi habitación, contemplando  la puerta, me quedé pensando en aquella noche cuando al salir del baño me encontré con el miedo: había salido del cuarto e iba bajando  las  escaleras  cuando de  repente   sentí escalofríos en mi espalda de pronto la puerta de la habitación se cerró haciendo retumbar toda la casa. En ese  momento caí rodando  hasta  el final  de  las  escalera,  a partir  de  ese  momento  no recuerdo  nada  solo  que  desperté  a la  mañana  siguiente como  si todo  hubiese sido  un sueño.

Danila Barrios, "El dragón rompe fiestas"


El dragón atacó la ciudad justo cuando era la fiesta de la vecina de la esquina y era la fiesta más importante y cuando vieron al dragón se asombraron. Una de las señoras dijo: “¡Oh no, aquí se arruina toda la fiesta! Mirá ese dragón. Mirá que grandes ojos, los dientes grandes  y apestosos… oh no, también larga muchísimo fuego y es alto y gordo.” El dragón la escuchó y se dijo a sí mismo: “Y pensar que la que me discriminó y me dijo esto es peor que yo”.
El dragón está pisando toda la ciudad dijo el papa era flaco y feo. La hija era muy coqueta hasta que el dragón le tiro fuego en la cabeza y quedó muy negra, gritó y se volvía cada vez más y más fea… Luego el dragón siguió destruyendo toda la ciudad. Pregunta la amiga gorda que discriminó al dragón: “¿Qué hacemos con todo destruido?” “Ya me cansé” dijo la mamá “Este dragón ya destruyó todo lo que hemos hecho”. La hija la quedó mirando porque la madre le había dicho que eran millonarios y eran pobres en verdad y el dragón seguía destruyendo todo lo que encontraba y en el cumpleaños todos andaban de un lado para el otro. Y de pronto el dragón se largó un gas y sin querer se hizo caca y le cayó arriba de la cumpleañera y el dragón dijo por dentro: “Te hice una súper malteada”. La cumpleañera se re enojó y se encerró en su habitación  y no salió. Luego terminó la fiesta y terminaron todas las cosas destruidas y el dragón se fue contento a su cueva.

Florencia González, “La casa embrujada”


Era una noche tormentosa, de mucho viento, las copas de los árboles se movían sin cesar. En una casa de allí, vivía una familia de tres personas, la mamá, el papá y un niño llamado Alex. El solía escuchar ruidos en el pasillo, aquellos ruidos eran de pasos, comenzó a asustarse porque era la primera noche en esa casa, y el niño no pudo dormir. Al día siguiente, el niño le preguntó a su madre y a su padre si habían escuchado los pasos en el pasillo, pero sus padres le dijeron que no.
Al llegar la noche, el niño se fue a dormir, pero volvió a escuchar aquellos pasos, y no pudo hacerlo. A la mañana siguiente Alex volvió a preguntarles a sus padres, pero ellos dijeron que no. Alex comenzó a asustarse y empezó a imaginar fantasmas. Alex contactó a la antigua dueña de la casa que le comentó que aquellos ruidos eran del fantasma de su padre que había muerto en aquella propiedad. Le contó la historia de cómo había muerto su padre, y resulta que murió en aquel pasillo de un paro cardíaco. Luego de hablar con la señora, Alex se fue a dormir. Al día siguiente cuando se despertó volvió a escuchar aquellos pasos, y llamó a la antigua dueña y le dijo: “CUANDO ME DESPERTE, EL FANTASMA TODAVIA ESTABA AHÍ…”

P1/CLARIN   /  POLICIALES  /    JUEVES 25 DE AGOSTO DEL 2011.

CUATRO HERMANOS MATAN A SU PEQUEÑA HERMANITA

ASESINATO FAMILIAR

LOS CUATRO HERMANOS MAZZNIL, QUE SON DISCAPASITADOS, ASESINARON A SU PEQUEÑA HERMNA BERTITA

Por FLORENCIA GONZALEZ

CUATRO HERMANOS DISCAPASITADOS MATARON A SU HERMANA A SANGRE FRÍA.
LA ARRASTRARON A LA COCINA Y AHÍ LA ASESINARON. CUANDO LLEGARON LOS PADRES, YA BERTITA ESTABA DESANGRADA EN LA COCINA.
SU MADRE TOMÓ SU CABEZA, PERO SE DIO CUENTA QUE YA ERA DEMASIADO TARDE .

PAGINA 12 / Policiales / Lunes 4 de junio de 2011

Buscando respuestas

“MUERTE Y MISTERIO”

Falleció una joven a causa de un bicho chupasangre.


POR MISELLI ZOE.


Falleció  Alicia Sundey a causa de un extraño “bicho”. El esposo y la ayudante encontraron esta criatura adentro de la almohada donde Alicia dormía. Se descubrió entonces porque se debilitaba tanto y alucinaba varias veces, Incluso se aterro de ver a su marido cuando  fue a ver por que gritaba. Anteriormente los médicos le habían diagnosticado anemia, porque se debilitaba de noche, pero parecía que en el día mejoraba. Al principio los médicos no hallaron nada, simplemente se enfermo poco después de casarse con Jordán.


      Foto del extraño parásito

Zoe Miselli, “Una palomita, un gato y una niña”

Delfina levantó vuelo… habían pasado dos semanas desde que Brisa había encontrado a esta pequeña palomita herida en el patio de su casa: Brisa encontró a la paloma, y ahuyentó al gato del vecino que quería comérsela, entró a la casa para cuidarla y protegerla. Se dio cuenta que tenía el ala rota y que tardaría un tiempo en curarse. Brisa asumió toda la responsabilidad y le preguntó a su madre si podía cuidarla, la madre aceptó. Enseguida le puso un nombre: Delfina. Corrió hacia el baño donde le vendó el ala y luego en la habitación, en una pequeña cajita, le hizo un nido, con algodón. La palomita perdió el miedo y se encariñó mucho con Brisa… Ella se fue al comedor, entonces la palomita decidió explorar el nuevo ambiente donde vivía. De su nidito saltó al escritorio y de ahí a la cama donde rebotó y le pareció muy cómoda, justo llegó Brisa con la comida para Delfina, y la puso de nuevo en su nidito y le dio de beber y comer.                                                                                                                                                          
Al día siguiente la madre estaba limpiando la habitación y sin querer tiró el nido y a Delfina al suelo ¡qué susto! Por suerte la palomita no se hizo nada. Los días fueron pasando, delfina se recuperaba y se encariñaba más con Brisa, hasta que llegó el momento de despedirse. La palomita estaba totalmente curada. Brisa, la madre y la palomita fueron al patio. Entonces elevó hacia arriba a la palomita… En ese momento Delfina levantó vuelo.

Matías Parnisciano, “El dragón”


El dragón atacó la ciudad, empezó a romper y prender fuego todo, incluso a las personas. Empezaron a correr y a gritar y toda la gente comenzó a huir de la ciudad. Decidieron buscar a alguien que pudiera derrotar a ese monstruo malvado. Finalmente lo encontraron: era un hombre alto, rubio, fuerte, musculoso y dispuesto a salvar la ciudad. Preparó sus armas y se fue a buscar a la bestia. Lo encontró, estaba destrozando todo. Fue a preguntarle al dragón por qué estaba rompiendo todo, y el dragón le contestó: “Me separaron de mi familia y me llevaron a un zoológico, desde ese día jure vengarme  y matar a la gente que me alejó de mi familia.” El hombre le contestó: “Pero no tienes derecho a destruir la ciudad, busca al que te hizo eso y mátalo, mientras tanto vete al bosque.” La enorme bestia lo miró fijamente y respondió: “No me voy nada, voy a destruir todo”.  “Entonces tendré que matarte”, exclamó el valiente héroe. Empezaron a pelear hasta que le ganó el hombre pero le dijo: “Yo no te voy a matar pero si lo buscamos juntos al que te hizo esto lo meteremos a la cárcel”. “Bueno vamos a buscarlo.” Fueron juntos a buscarlo, lo encontraron y lo metieron preso.

Taborda Mariana, “Fantasma”

Cuando se despertó el fantasma todavía estaba ahí, en la oscuridad. El viento soplaba fuerte, los perros ladraban, llovía intensamente y se cortó la luz.  Agustina, que estaba acostada en la cama cuando se cortó la luz se asustó mucho. La ventana de la cocina estaba abierta y corrió a cerrarla. Cuando volvió a su pieza la sombra del perro estaba tras la ventana. Ella miró y dijo: “Uh… que susto me diste Duque” y suspiró. Cuando giró su cuello hacia atrás el fantasma estaba tras ella. Se desmayó y cayó en el piso. Eran las 10:30 de la mañana y ella dormía aún. Se levantó, miró afuera por la ventana. El día estaba hermoso, soleado, hacia mucho calor. Se rió y dijo: “Solo fue un sueño”. Se volvió a acostar en la cama, miró hacia el techo y el monstruo estaba ahí. Dijo: “El monstruo todavía no se ha ido” y desapareció. Agustina quedó atemorizada, pasaron meses y meses pero el monstruo nunca más volvió a su casa.