Zoe Miselli, “Una palomita, un gato y una niña”

Delfina levantó vuelo… habían pasado dos semanas desde que Brisa había encontrado a esta pequeña palomita herida en el patio de su casa: Brisa encontró a la paloma, y ahuyentó al gato del vecino que quería comérsela, entró a la casa para cuidarla y protegerla. Se dio cuenta que tenía el ala rota y que tardaría un tiempo en curarse. Brisa asumió toda la responsabilidad y le preguntó a su madre si podía cuidarla, la madre aceptó. Enseguida le puso un nombre: Delfina. Corrió hacia el baño donde le vendó el ala y luego en la habitación, en una pequeña cajita, le hizo un nido, con algodón. La palomita perdió el miedo y se encariñó mucho con Brisa… Ella se fue al comedor, entonces la palomita decidió explorar el nuevo ambiente donde vivía. De su nidito saltó al escritorio y de ahí a la cama donde rebotó y le pareció muy cómoda, justo llegó Brisa con la comida para Delfina, y la puso de nuevo en su nidito y le dio de beber y comer.                                                                                                                                                          
Al día siguiente la madre estaba limpiando la habitación y sin querer tiró el nido y a Delfina al suelo ¡qué susto! Por suerte la palomita no se hizo nada. Los días fueron pasando, delfina se recuperaba y se encariñaba más con Brisa, hasta que llegó el momento de despedirse. La palomita estaba totalmente curada. Brisa, la madre y la palomita fueron al patio. Entonces elevó hacia arriba a la palomita… En ese momento Delfina levantó vuelo.

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