Cuando me desperté el fantasma todavía estaba ahí, en la oscuridad. El viento soplaba fuerte, los perros ladraban a lo lejos y llovía muy fuerte. La luz se apagó de pronto dejando a oscuras el cuarto. Estaba acostada en mi cama, muy asustada. La ventana de la cocina estaba abierta corrí a cerrarla y cuando volví a mi pieza la sombra de mi perro Duque estaba tras la ventana. Miré y dije:
- ¡Qué susto que me diste Duque!- y suspiré.
- ¡Qué susto que me diste Duque!- y suspiré.
Pero cuando giré el fantasma estaba detrás de mí. Me desmayé y caí al piso.
Eran la 10:30 de la mañana y dormía en la cama. Me levanté y miré afuera por la ventana. El día estaba hermoso, soleado y hacía mucho calor. Me reí y pensé:
- Fue solo un sueño.
- Fue solo un sueño.
Volví a acostarme. Miré el techo y el monstruo estaba ahí. Me miró fijamente y me dijo:
- Todavía no me ido.
- Todavía no me ido.
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