Elías Iván Ñariz, “La traición”

Esta es la historia que le sucedió a mis mejores amigos Eric y Matías.  Sus familias habían planeado un viaje hacía mucho tiempo. Llegó el día en que los dos habían conseguido franco en el trabajo para que el viaje se hiciera. Luego de empacar muchas cosas y comida partieron cada uno en su auto pero una familia llegó antes que la otra. Pasaron las horas y no llegaban. Preocupados decidieron informarle a la policía.
Luego de una larga investigación y de un rastrillaje completo por donde habían pasado encontraron el auto quemado.
Unos días después encontraron a una persona que dijo que él los había visto en la estación de servicio donde fueron vistos por última vez. Fueron hacia allá y los dueños le dijeron que le habían preguntado dónde quedaba la ruta  interestatal. Fueron hacia allá y encontraron un auto cuyo dueño era desconocido. Revisando el perímetro encontraron dos cuerpos carbonizados. Los llevaron a la morgue para identificarlos: eran Eric y Lina, la pareja desaparecida que buscaban.
El oficial dijo que la muerte de esta feliz pareja se debió a que el automóvil  perdió el control por alguna falla en el sistema de frenos.
En el funeral de Eric y su esposa, Matías se sentía muy mal por la muerte de su mejor amigo.
A las dos semanas la policía seguía investigando ya que descubrieron que la falla en los frenos había sido intencional. Fueron a la casa de Matías para avisarle y lo notaron muy extraño. Los oficiales le dijeron:
-        ¿No te importa si echamos un vistazo, no?
Entraron y revisaron la casa de arriba abajo y en el patio vieron un poco de tierra removida y le preguntaron qué era. Él les dijo:
-        Nada, solo es una pequeña fuga.
El oficial al verlo tan nervioso ordenó a sus hombres que vaciaran el pozo. Luego de un rato encontraron en el pozo una pinza con la que había cortado los frenos del auto de Eric. Matías se quebró y confesó todo, dijo que había matado a Eric.
Lo condenaron a cadena perpetua por homicidio.

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