Nicolás Mansilla y Kevin Soruco, “Un misterio en la familia”

Una familia va viajando en su automóvil a la capital por la autopista cuando un camión se les pone en frente haciendo que el coche se desvíe hacia un bosque en donde había una casa abandonada en la que había muerto un anciano asesinado.
La  familia tuvo que parar ahí porque se acercaba una tormenta y se quedaron una noche a esperar que mejore el tiempo. La casa era de dos pisos. Arriba estaba el cuarto de los padres, en el medio estaba la de los chicos y abajo el living y el baño donde ocurrió el asesinato.
Esa noche, cuando estaban durmiendo, el más chico se levantó para ir al baño, cuando llegó se asustó y pegó un grito de terror. Los padres se levantaron asustados y le preguntaron qué le había pasado. El chico le respondió que cuando llegó estaba el anciano tirado en el piso lleno de sangre. Pasaron unos días y el niño no podía sacarse esa imagen de la cabeza. Aquello lo había traumado y se enfermó. Lo atacó un mal desconocido que hizo que pierda la razón.
Un día,  cuando regresaban a su hogar, en la mitad del viaje, se bajaron a tomar aire. Pero el niño tenía guardado un cuchillo y quiso atacar a su hermano. Por suerte había un policía allí y lo detuvo, cuando le vio la cara el muchacho tenía el rostro de un señor viejo y arrugado. Se aterró y se fue corriendo. El niño se acercó a su familia y se fueron.
Cuando llegaron a la casa el chico quiso matar a su padre pero lo vio y lo detuvo. La madre gritó:
-        ¿Eso no es mi hijo?
El padre dijo:
-        ¿Qué?... No. Esto no es mi hijo.
El hermano mayor se acercó y gritó:
-        No es mi hermano, es el anciano muerto…
EL padre lo sujetó con fuerza y le preguntó al anciano:
-         ¿Dónde está mi hijo?
Aquél ser desagradable y horrendo, contestó:
-        Tú viste quién era en realidad el que estaba tirado en el baño de aquella vieja casa… era tu hijo.

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