Ezequiel Martínez, “El sospechoso del barrio”

Hace unos años, en una casa muy antigua, se decía que vivía un anciano secuestrador pero la mayoría pensaba que se trataba de un mito. Sin embargo nadie se atrevía a pasar ni asomarse siquiera por aquella casa.
A los chicos del barrio les gustaba jugar a la pelota. Un día la pelota se cayó en la casa y no sabían qué hacer. Era la única pelota que tenían, con la que jugaban siempre. Uno  de ellos dijo que había que recuperarla como fuera. Todos respondieron que sí pero no sabían cómo. Finalmente idearon un plan: bajar a su amigo por una soga para que la agarrara. Comenzaron a hacerlo con mucho cuidado pero en un momento el chico comenzó a resbalarse por lo que decidieron ir a buscar ayuda. Dos horas después no habían regresado y el muchacho no sabía qué hacer. Escuchaba gritos de una persona. Se acercó a dar un vistazo. El anciano salió rápido y le dijo:
-        Pasa para adentro de la casa.
El chico se negó a entrar y el viejo lo amenazó con matarlo si no lo hacía. Al anochecer los amigos regresaron por él y no lo encontraron. Entonces pensaron que se lo llevó el anciano. Uno de ellos dijo:
-        Hay que entrar de alguna manera y sacarlo.
-        Pero que hay de sus padres, qué le vamos a decir- preguntó uno muy asustado.
-        Los llamaremos y les diremos que está con nosotros y que se quedará en algunas de nuestras casas por esta noche.
Idearon un nuevo plan: entrar por el techo de la casa porque tenía un traga luz. Pero una vez arriba se encontraron que tenía reja y se fueron y dijeron:
-        Lo tendremos que intentar mañana con un nuevo plan.
A la noche el hombre metió al chico en un bolso de viaje y huyó con él a Japón para venderlo allí. Al otro día sus amigos decidieron avisarle a su madre. Ella llamó a la policía que rodeó la casa. Había franco tiradores en los techos por si el sospechoso reaccionaba mal y con un megáfono le dijeron que saliera, que no le harían daño. Al ver que el sospechoso no salía decidieron entrar: rompieron la puerta violentamente y revisaron toda la casa pero no había nadie. Los buscaron durante meses por diferentes provincias pero no los encontraron. Mientras que en Japón el chico ya había sido vendido a una familia de Australia que estaba de vacaciones. Dos años después cayó preso el sospechoso y lo llevaron a declarar. Cuenta todo lo sucedido. Así se reinició la búsqueda y lo encontraron. Lo recuperaron y lo llevaron a su verdadero hogar donde se reunió con sus familiares y amigos.

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